Proceso de restauración de la Colegiata de Covarrubias en Burgos
STOA | Restauración de la Colegiata de Covarrubias en Burgos
DIAGNÓSTICO Y ANÁLISIS DE LESIONES ACTUALES
LAS CUBIERTAS
Son numerosas las manchas de humedad en las bóvedas de la iglesia, las más destacables son las de las capillas laterales de San Pablo, y la de los Santos Reyes, la capilla absidal del Rosario, y en los encuentros de las naves laterales con el crucero, tanto en el lado de la Epístola como en el del Evangelio, que aumentan de tamaño en períodos de lluvia o de nieve intensa.
Se trata de humedades por filtración, derivadas de defectos de la cubierta, las manchas aparecen en los riñones de las bóvedas, debido a la acumulación de material de escombro, que absorbe y mantiene la humedad con la consecuente presencia de sales solubles.
Aparecen procesos de carbonatación superficial en su estado inicial. Los morteros de junta están afectados por la pérdida de de propiedades físicas por la solubilidad de los cementantes y el tránsito de sales solubles. La humedad provoca el arrastre de sales solubles, que al evaporase precipitan en forma de velos de color blanquecino en las zonas de junta entre los sillarejos. La superficie pétrea de toba comienza a formar la pátina ocre‐anaranjada que se fija por re‐carbonatación. Se genera un proceso de descohesión activo que se manifiesta en la continua caída de arenilla sobre el pavimento y los bancos.
Se ha ido produciendo la pérdida progresiva de la consistencia de la caliza de Hontoria en los nervios y de la toba de la plementería y con la pérdida de volumen debida ala constante presencia de humedad.
Se detectó la existencia de micro‐fisuras y fisuras en la plementería y paralelos a los nervios principales que se cruzan, a los arcos formeros y fajones, localizadas en las juntas entre los sillares. Se ha detectado que algunas bóvedas han sido reparadas con anterioridad, mediante cosidos y refuerzos de los elementos sustentantes, los nervios. En el año 1987 se realizó una intervención de urgencia en la bóveda del crucero de la nave central para corregir el desplazamiento por riesgo de desprendimiento, cosido rejuntado del nervio recto orientado al norte.
El incendio de las cubiertas de la iglesia en el año 1942 motivó la sustitución del entramado de madera original por una retícula de tabiquillos cerámicos apoyados directamente sobre las bóvedas. Esta solución resuelta con un material “incombustible”, es la responsable de los problemas de humedad que presenta la colegiata. El agua que penetra al interior del espacio de la entrecubierta no puede ser eliminada al haberse interrumpida la ventilación de esa cámara con la disposición de la retícula que soporta los faldones de la cubierta. El agua por lo tanto se mueve por gravedad hacia el espacio más caliente, el interior de la iglesia, penetrando en la piedra.
Por otra parte se observan humedades en el muro este de la zona del museo, en concreto en la sala de esculturas, que se deben a la configuración deficiente del paramento exterior, sin acabados que repelan o al menos limiten la admisión de humedad, así como la aportada por el propio terreno donde la maleza y la vegetación existente que facilitan la acumulación y permanencia de la humedad con el consiguiente perjuicio para el muro.
OBJETIVOS GENERALES DE LA INTERVENCIÓN
La razón principal de ser de este proyecto de restauración es la de proteger al monumento de la acción del agua de lluvia, que actualmente accede hasta la entrecubierta, acumulándose en los riñones de las bóvedas y provocando el deterioro tanto del material pétreo como de los morteros, poniendo en riesgo tanto la integridad estética como tectónica de las mismas.
Se trata de conseguir la correcta evacuación de las aguas facilitando el mantenimiento futuro de las cubiertas. Actualmente con malos remates y encuentros, escasa pendiente en algunos tramos, incompatible con el material de cobertura empleado, que produce la acumulación de tierra y vegetación en los ríos, por los que no discurre el agua convenientemente, buscando caminos alternativos.
Las estructuras infra‐dimensionadas presentan flechas y deformaciones que comprometen la correcta geometría de las cubiertas, y con ella la evacuación de las aguas, agravando los problemas de infiltraciones.